martes, 1 de mayo de 2012

“...El Arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza..." A. Jauretche









Lo siguiente es un extracto de un coloquio brindado en Madrid, en 1977 Julio Cortazar decía:


“Es inconcebible una revolución que no tenga por fin la alegría, entendiendo por alegría una cosa mucho más amplia: la supresión de todo lo que es dolor antes de la revolución, la supresión de todo lo que nos humilla, nos explota, nos aliena, nos distancia, nos mutila. Entendiendo por alegría entonces el hecho de llegar por fin a nosotros mismos. Es mentira que nosotros estemos en la historia, estamos en la prehistoria. El hombre está todavía viviendo una especie de edad de las cavernas a pesar de su gran tecnología y los viajes a la luna, porque, en primer lugar, no sabe bien quién es él mismo. Nuestras alegrías son artificiales, son individuales, y, sobre todo, son momentáneas. Pero la alegría no es solamente la carcajada; tal como yo la veo, es la condición humana en que el contexto exterior y el interior estén finalmente en armonía y permitan entonces que un hombre se sienta realmente en su propio destino, en su identidad. Esto no es un juego, no es lúdico, pero, sin embargo, forma parte del mundo lúdico, porque el hombre nació para reír, para jugar. Todo esto que estoy diciendo parece pueril y en el campo de la política se olvida con demasiada frecuencia. Las revoluciones se vuelven serias, se vuelven grisallas, se vuelven sordas. La gente deja de vestirse con colores alegres, si alguna vez las usó. Todo se vuelve grisalla. ¿Por qué? Bueno, hay razones que lo explican, hay problemas imperiosos, hay etapas que deben franquearse. Pero esas etapas deben franquearse sin olvidar los fines últimos, sin olvidar que el hombre es un animal lúdico como es un animal erótico.
Se olvida que en alguien tan entrañablemente revolucionario como el Che Guevara, el sentido poético, lúdico, en último término, erótico, están presentes y despiertos , y todos los que lo conocieron supieron hasta qué punto tenía sentido del humor, hasta qué punto podía ser como un cachorro juguetón, siendo al mismo tiempo uno de los ejemplos más admirables del revolucionario”

2 comentarios:

Ciro Luna dijo...

Que buena manera de definir a la alegría en toda su dimensión. Me encantó.

Sigma dijo...

Bueno, supongo que es muy cierto. Una revolución no se logra sin el éxtasis de la euforia y la felicidad. Pero se oxida, y tal vez por ahí esté lo complicado.

Caí acá por el blog de penny lane. Un gustazo! Voy a seguir cayendo.

Saludos.